Cuidados posteriores al uso: Después de cada salida de pesca, limpia a fondo tu caña de fibra de carbono. Utiliza un paño suave o una esponja para limpiar toda la caña, prestando especial atención a las guías (los bucles metálicos que guían el sedal). El agua salada puede corroer estas guías, así que acláralas y sécalas bien.
Custodia: Cuando no la utilice, guarde la caña de pescar de fibra de carbono en una funda protectora para evitar daños accidentales. Evita compartir el espacio de almacenamiento con otros aparejos, como anzuelos o cebos, para evitar arañazos o abolladuras.

Manipulación suave: Ten en cuenta los límites de flexibilidad de la caña, especialmente cerca de la punta. Aunque la fibra de carbono es robusta, una flexión excesiva puede provocar roturas. Durante el montaje o desmontaje, manipule la caña con cuidado y evite los movimientos bruscos.
Gestión de la temperatura: Proteja su caña de pescar de fibra de carbono de las temperaturas extremas. Evite exponerla a la luz solar directa o al frío o calor intensos. Deja que la caña se aclimate a una temperatura más fresca antes de usarla si ha estado en un vehículo caliente.
Inspección previa al uso: Antes de cada uso, realice una comprobación rápida para detectar cualquier signo de deterioro. Busque grietas o abolladuras a lo largo de la caña, con especial atención a las guías. Encargue a un profesional la reparación de cualquier daño detectado.




